Salvaje y natural

viernes, septiembre 23

En realidad, no te pareces a nadie

Tenía el capricho en mente. Y cuando lo tenía, lo tenía, así que se bañó, con el agua hirviendo. Ella estaba tan fría que esa sensación que tanto le gustaba bajo la piel la inundó con un escalofrío. Tiró las bolas de rosas a la bañera, y nada más ponerse en contacto con el agua, como si de una pastilla efervescente se tratara, se disolvió dejando un rastro rosa de color más intenso en medio de la espuma gobernada por burbujas. Su bañera de mármol blanca, con sus baldosas beiges por la pared y los muebles más cercanos en robusta madera hacían que la estancia resultará mucho más agradable y a juego con sus sólidas y mates velas.


Siempre le gustaba ver a su chico meterse en su bañera, cuando ella estaba dentro, pero esta vez fue especial de verdad. Las rígidas toallas blancas y un pelín justas de medida fueron perfectas para echarnos crema, tan húmedos. (···)
pobre, se enamoraba de ella misma al verse tan feliz. que pena que las carcasas no sepan definir bien lo de dentro.


Solo queda añadir que la mantita violeta aterciopelada  a los pies de la cama sobre la colcha blanca esa noche sobró, el calor humano compartido entre sábanas blancas planchadas era un auténtico vicio. Eres un auténtico vicio.
Y a ella, a ella solo le gustaba que la viesen dormir.


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